¿Quién puede solicitar un concurso de acreedores?

Escrito por Juan Gomez De Laserna

Abogado de familia y colaborador en medios especializados


El concurso de acreedores es un procedimiento legal al que pueden acudir tanto personas físicas como jurídicas cuando se encuentran en una situación de insolvencia. Pero, ¿quién puede realmente solicitarlo? En este artículo, analizaremos los requisitos y condiciones que deben cumplir los solicitantes de este proceso.

Criterios para solicitar declaración de concurso: ¿Quién tiene derecho?

La declaración de concurso es un procedimiento legal que se inicia cuando una persona o empresa se encuentra en estado de insolvencia y no puede hacer frente a sus obligaciones de pago. En cuanto a quién tiene derecho a solicitarla, existen tres tipos de sujetos:

1. El deudor: El propio deudor en estado de insolvencia tiene el derecho y, en algunos casos, la obligación de solicitar la declaración de concurso. Debe demostrar que es incapaz de cumplir regularmente con sus obligaciones de pago.

2. Acreedores: Los acreedores de la persona o empresa en estado de insolvencia también tienen derecho a solicitar la declaración de concurso. Para ello, deben demostrar que el deudor ha incumplido sus obligaciones de pago.

3. Administradores y liquidadores: Los administradores de la sociedad o los liquidadores en el caso de disolución de la empresa también pueden solicitar la declaración de concurso. Deben demostrar la insolvencia de la empresa.

Es importante mencionar que la solicitud de concurso debe hacerse de buena fe y con pruebas de la insolvencia.

Además, si el solicitante es el deudor, este debe hacerlo dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que conoció o debería haber conocido su estado de insolvencia. En caso contrario, podría enfrentarse a responsabilidades penales.

Guía paso a paso para solicitar el concurso de acreedores

Solicitar un concurso de acreedores no es tarea sencilla y requiere de varios pasos:

Paso 1: Asesoramiento – Antes de tomar la decisión, es esencial obtener asesoramiento profesional sobre la situación financiera de la empresa y las posibles implicaciones de solicitar el concurso.

Paso 2: Documentación – Reúna todos los documentos necesarios, que incluyen balances financieros, lista de acreedores y deudas, y un informe explicando las causas de la insolvencia.

Paso 3: Abogado y Procurador – Es necesario contar con un abogado y un procurador para presentar la solicitud ante los tribunales.

Paso 4: Solicitud – Presente la solicitud de concurso de acreedores en el juzgado de lo mercantil correspondiente. Esta debe incluir toda la documentación recopilada en el Paso 2, junto con la propuesta de convenio o plan de liquidación, si corresponde.

Paso 5: Admisión a trámite – Si el juez considera que se cumplen los requisitos, admitirá a trámite el concurso y nombrará un administrador concursal.

Paso 6: Fase común y de convenio o liquidación – En la fase común, el administrador concursal realiza un informe de la situación de la empresa. Luego, dependiendo del caso, se procederá a la fase de convenio (negociación con los acreedores para pagar la deuda) o de liquidación (venta de los activos de la empresa para pagar a los acreedores).

Nota: Este proceso puede variar dependiendo de la jurisdicción y las circunstancias específicas de cada caso. Es crucial obtener asesoramiento legal y financiero antes de solicitar un concurso de acreedores.

Si estás interesado en solicitar un concurso de acreedores, lo primero que debes saber es que este proceso legal puede ser solicitado tanto por personas físicas como por empresas que se encuentran en estado de insolvencia, es decir, cuando no pueden hacer frente a sus deudas.
Antes de solicitarlo, es importante que te asesores con un abogado especializado en la materia, ya que un concurso de acreedores tiene muchas implicaciones legales y financieras. Además, ten en cuenta que deberás demostrar ante un juez tu estado de insolvencia y la imposibilidad de pagar tus deudas.
Finalmente, recuerda que un concurso de acreedores no es una solución mágica a tus problemas financieros, sino un mecanismo legal para intentar solucionarlos de la mejor manera posible. Por tanto, debes ser consciente de que también implica una serie de obligaciones y responsabilidades que deberás cumplir.

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